Estoy seguro que es más fea que la tuya. ¡Segurísimo!


Es a propósito.



¿Sabes que tiene esta web?

Un mensaje que te hace leer.


En un mundo donde prima la belleza, los cuerpos esbeltos, las Kardashian, las horas de gimnasio, el maquillaje y demás arreglos estéticos.


A la hora de vender por escrito, lo único que importa es lo que cuentas y cómo lo cuentas.


Ni el diseño, ni las imágenes, ni el color del logotipo.

¡En serio!

Da igual si tu web la ha diseñado un informático, un artista o la hija de tu vecina. Ni qué decir si ha salido del “Kit Digital”.

En una web (o cualquier texto de ventas) lo fundamental es la comunicación. Qué comunicas, cómo lo comunicas y el uso que haces de las palabras.



Mira tu web y dime:

¿Transmite la pasión que tienes por tu oficio o se parece a la de tus competidores?

¿Cuenta como haces las cosas o solo los años de experiencia?

¿Detalla los beneficios para tus clientes o solo enumera las características?

¿Sigo?






Ahora, tendría que convencerte o regalarte algo para que te apuntes a mi newsletter.


Sin embargo, lo que voy a decirte es que antes de pagar a alguien y dejar que escriba por ti, deberías meterte en su casa y mirar que esconde debajo de las alfombras.


La puerta de mi casa se abre metiendo tu email aquí abajo.

Y podras cotillear cada día lo que guardo bajo la alfombra: Marketing, Copywriting, Trucos para captar la atención…. y mucho más.